¿Qué es la fiebre?

Asociamos fiebre a malestar general, ya que va unida a los síntomas de catarros y resfriados y aumenta las molestias que ya de por sí provocan los procesos gripales y catarrales. La fiebre es el aumento de la temperatura corporal, que suele estar alrededor de los 37 °C. Por encima de esta temperatura, podemos considerar que existe fiebre.

La temperatura corporal de una persona sufre pequeñas variaciones a lo largo del día, teniendo su pico más alto a media tarde. Esa es la razón por la que a estas horas y cuando una persona está enferma, la fiebre sea más elevada. Debemos saber que la fiebre no es una respuesta anormal del cuerpo, sino que responde a un factor importante para el organismo, el de protegernos.

Causas de la fiebre y cómo actuar

Que el cuerpo mantenga una temperatura constante es misión de una parte del cerebro llamada hipotálamo, que ejerce de termorregulador. Si el hipotálamo considera que la temperatura ha de subir, automáticamente hace su aparición la fiebre. Las causas pueden ser variadas, desde una infección a una inflamación. 

La fiebre es habitual en enfermedades como la gripe que dejan una sensación general de malestar, llegando a producir escalofríos, dolor de cabeza, de articulaciones y musculares.

Normalmente, siempre se ha pretendido bajar la fiebre para aliviar algunos síntomas, pero no siempre es recomendable hacerlo. Esto es debido a que el aumento de temperatura corporal es la respuesta lógica del organismo por querer acabar con ese agente patógeno que está provocando el daño, el virus en el caso de la gripe. 

Existen algunos medicamentos, llamados antipiréticos, que se encargan de bajar la temperatura corporal. La fiebre también puede ser combatida con métodos como aplicar compresas frías en algunas partes del cuerpo o tomar un baño templado para que la temperatura se reduzca. La evolución natural de la fiebre tiende a ir remitiendo, pero hemos de acudir al médico si es alta (más de 39 °C) o dura más de 3 días de evolución sin haber bajado.